Tratamiento de las enfermedades producidas por protozoos
intestinales y genitales
Amebiosis
La amebiosis es una infección producida por Entamoeba
histolytica, protozoo parásito no flagelado que afecta al intestino grueso,
desde donde puede diseminarse a otros órganos, principalmente el hígado. Los
seres humanos pueden albergar distintas especies de amebas no patógenas (Entamoeba
coli, Entamoeba gingivalis, Entamoeba hartmanii, Iodamoeba bütschlii, y Endolimax
nana); la única con capacidad invasora es Entamoeba histolytica.
Recientemente se han clasificado en 3 especies que son morfológicamente
idénticas pero genéticamente distintas: E. histolytica, Entamoeba dispar y Entamoeba
moshkovskii. Estas 2 últimas son comensales no patógenos del intestino grueso.
La forma más común de infección es la colonización
asintomática. Las cuadros clínicos sintomáticos se dividen en 2 grandes grupos:
amebiosis intestinal complicada o no, y amebiosis extraintestinal
(principalmente en forma de absceso hepático y mucho más raramente como
afectación pleuropulmonar, peritonitis o pericarditis).
El tratamiento farmacológico se basa en el uso de amebicidas
intraluminales, que alcanzan una elevada concentración en el intestino y son
eficaces contra los quistes y los trofozoítos, y de amebicidas tisulares,
que son eficaces en los tejidos pero no logran eliminar hasta el 50% de los
quistes intestinales. Para la enfermedad invasora los fármacos de elección son los nitroimidazoles
(metronidazol, tinidazol y ornidazol), para los que no se han descrito
resistencias. Otros amebicidas tisulares de segunda elección son la
dihidroemetina y la cloroquina (que se concentra en la vía biliar y se usa como
adyuvante de otros amebicidas). Los fármacos con actividad intraluminal son el
tratamiento de elección para los portadores de quistes (riesgo anual de
desarrollo de amebiosis en colonizados del 4–10%) así
como un complemento imprescindible en el tratamiento de la amebiosis invasora.
El más usado en nuestro país es la paromomicina, seguida del iodoquinol y el
furoato de diloxanida. El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos de
abscesos de gran tamaño con peligro de rotura a pericardio, abscesos
complicados, pericarditis o casos de megacolon. La perforación intestinal puede
beneficiarse de tratamiento conservador con amebicidas y antimicrobianos. Una
alternativa a la cirugía consiste en el drenaje percutáneo guiado por TAC o
ecografía, con o sin aspiración, en aquellos casos de respuesta tórpida (fiebre
y dolor abdominal durante más de 4 días), diagnóstico dudoso (sospecha de
infección o sobreinfección bacteriana), gran tamaño (>10cm de diámetro o
> de 300cm3) o en los empiemas.
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